Cuando vuelves de un viaje un poquito de ti se queda en los lugares que has visitado. No es sólo la nostalgia por todo lo vivido, por todo lo visto, por todo lo sentido. Es algo que va más allá. Más visceral. También más pasional, casi espiritual. Al volver de un viaje un poco de ti ha cambiado. Quizás para siempre. O quizás hasta que el viaje se disuelva en “normalidad”. O tal vez hasta que vuelvas a salir al mundo.
No son sólo aquellas cosas que echas de menos de un viaje, tal y como describe mi amiga Alicia en un preciososo e inspirador post que escribió en su día. Son también aquellas que te han llenado el alma. Y también aquellas que echas de más. O aquellas que de repente sientes como extrañas. Ajenas.
Cuando vuelvo de viaje …. echo de menos la comida de los puestos callejeros, sus sabores, sus olores, sus colores. También sus precios. Poder comer a cualquier hora y en cualquier lugar. De repente, añoro comer arroz o fideos a todas horas. Tomar zumos de fruta fresca. Relajarme con un té especiado. Y lo añoro con tanta fuerza que la comida de aquí, me resulta tediosa, aburrida. Sin intensidad.
Cuando vuelvo de viaje … me siento ajena al entorno que dejé antes de ir. Como si me fuera extraño. Como si no perteneciera a él, aunque fuera yo quien lo eligiera. Me siento extraña paseando por las calles de siempre. Viendo las mismas caras de siempre. Sintiendo que hace tan sólo unos días estaba rodeada de otros ojos, otras sonrisas, otras vidas. Y sintiéndolas más intensas que las que dejé aquí. Hasta que quedan tan sólo en el recuerdo. Y vuelves a soñar encontrar nuevos rostros.
Cuando vuelvo de viaje… me sorprendo queriendo seguir las mismas “rutinas” del viaje. Utilizando durante días el mismo champú-gel todo en uno que he llevado durante el viaje. Para sentir que huelo igual que estando en el camino. Hasta que la última gota se consume, haciendo que la “rutina viajera” se diluya en la nueva rutina, la de siempre. Hasta el próximo viaje.
Me sorprendo pudiendo echar un trago de agua directamente en la ducha o al lavarme los dientes. O simplemente abriendo el grifo y bebiendo un vaso.Con un primer sobresalto, hasta que me doy cuenta que estoy aquí. Que tengo la fortuna de tener agua corriente. Y potable.
Me sorprendo inhalando con todas mis fuerzas el aroma de un incienso o un jabón , – que compré en algún mercado- , con esencia a frangipán o a jazmín para poder trasladarme en el tiempo, a un instante, a miles de kilómetros.
Me sorprendo necesitando menos lo que me rodea que cuando me fui. Sin necesitar la mayoría de cosas que acumulamos en casa. Sin haber necesitado mi cama, ni mi baño de siempre. Ni la mayoría de mi ropa.
Hasta que de repente, tras unas semanas, el viaje queda lejos y lo vuelves a necesitar. Aunque cada vez un poco menos quizás.
Cuando vuelvo de viaje….. siento los lazos con mi pareja más fuertes que nunca. Si algo maravilloso tiene viajar en pareja es ese vínculo mágico que te une a la persona que amas mientras vives el mundo intensamente. La confabulación. La sintonía. La hermandad. El vivir juntos experiencias maravillosas. O a veces no tanto. Pero juntos al fin y al cabo. El viaje hace que sienta el amor mucho más grandioso. Viajar sola me encanta, pero viajar con él, hace que nunca sienta esa necesidad vital de volver.
Cuando vuelvo de viaje…. anhelo las puestas de sol en paisajes colosales. Anhelo el verde de las selvas, de los campos de arroz. El azul de las islas que creías que sólo existían en tu imaginario. Las brillantes e intensas nubes de los cielos monzónicos. La belleza que consigue que mi alma se inunde de serenidad.La fusión de culturas y religiones. La intensidad de los colores, de los olores. Y también el caos de las ciudades, desbordantes de vidas, de millones de humanos. Cada uno con su historia, con su realidad.
Anhelo pasear por los lugares que una vez me robaron el corazón y a los que no me canso de volver. Que siento como mi casa.
Y anhelo salir sin saber que me deparará el camino. Sorprendiéndome a cada paso que doy. Volviendo a sentir la curiosidad de una niña. La emoción intensa que me hace soltar lágrimas por la fortuna de ver las maravillas que atesora nuestro planeta. Descubriendo que el mundo esconde otros miles de mundos repletos de vida. Igual que la nuestra. Distinta que la nuestra. Y aprendiendo que es mucho más lo que nos une a otros pueblos, que lo que nos separa.
Cuando vuelvo de viaje… siento que mi yo verdadero, mi esencia más profunda, se quedó viajando por el mundo. A donde realmente pertenece. Y no volveré a recuperarlo hasta que vuelva a salir de viaje. Hasta que vuelva a fundirme con el mundo. Descubriendo que es el mundo el que hace que sea yo plenamente. Que consigue hacerme regresar a los sueños de infancia. A vivirlos en primera persona.
Que hace que sienta el corazón y el alma ligeros. Libres. Repletos de vida.
Chapeau, Carol!! Siento lo mismo, lo sabes, y precisamente ahora estoy en ello, tratando de no mirar demasiado hacia atrás, cuando no puedo dejar de hacerlo. Viajar es sinónimo de Felicidad ?
Un besazo enorme, amiga!!
Ali
¡Mil gracias Alicia!
Estoy convencida de que viajar es absoluta felicidad, al menos para los que así lo sentimos.
Un besazo enorme y que no sea muy duro mirar hacia atrás
Información Bitacoras.com
Valora en Bitacoras.com: Cuando vuelvo de viaje Cuando vuelves de un viaje un poquito de ti se queda en los lugares que has visitado. No es sólo la nostalgia por todo lo vivido, por todo lo visto, por todo lo sentido. Es algo que va más allá. Más…
Me identifico mucho con el artículo , y cuando vuelvo de viaje, ya estoy pensando en el próximo , será q ya no me sorprende nada en el mundo de consumo?, Ya que cuando viajo a un País de los denominados “civilizados”, no me ocurre igual.
Felicidades por el artículo
¡Muchas gracias Esther!
Me alegra saber que no soy la única que siento así.
Un abrazo
Vaya post más bonito y acertado, leyéndote me he visto reflejada en muchos de estos momentos. Y qué guapa y feliz estás despidiéndote del post bajo los paraguas de Terengganu! Un beset!!
¡Gracias Nuria!
Estaba muy feliz en Terengganu, quizás fue por la compañía 😉
Un petonàs gegant
Hola Carol!!! cuanto tiempo y que bueno tu.post, me encantaría hacer tus viajes y tener tus sensaciones…me encanta viajar, pero soy de las de los de andar por casa ( disfruto en cada lugar, viendo las maravillas de la madre naturaleza, las obras que el ser humano nos ha ido dejano. ..no siempre acertadas), en lo que puedo disfruto, besos guapa.
No hace falta irse al fin del mundo para disfrutar de los lugares y de las maravillas que existen. Lo importante es disfrutarlas y saborearlas con la mayor intensidad posible.
Un beso fuerte y muchas gracias Elena
Lo siento pero voy a copiar y pegar el articulo para publicarlo en mi blog. Denúnciame a Google, asumo los riesgos. 😉
Impresionante, Carol, impresionante. Tantos y tantos recuerdos y que no volveré a vivir… Hasta me has hecho soltar una lagrimilla, pero no se lo digas a nadie.
Un abrazote.
Hay recuerdos que no volverás a vivir, pero vendrán miles de nuevos. Eso es lo mejor de viajar, el mundo está repleto de maravillas esperándonos, nunca se acaban.
Gracias Antonio por tu comentario y por emocionarte. Lo de Google… tendré que pensarlo.
Un abrazo fuerte
Fantástico artículo, Carol; parece que lo hayamos escrito a dos manos! 😉
Una abraçada ben gran!
¡Muchísimas gracias Mercé!
Me reconforta tanto saber que hay otras personas que comparten estos sentimientos….
Una abraçada enorme!
Espectacular articulo …
Querida Carol hace tiempo te sigo; y admiro esa esencia vital que te mueve en cada viaje
Me reflejo en cada momento que vives y esos lugares magicos que visitas
Cuando te leo me transportas y parece que voy alado tuyo … amo Asia tanto como tu y viajo con frecuencia
Estoy segura que en algun momento del camino coincidiremos ….y me encantaria conocerte
Un abrazo enorme de una gran admiradora
Hasta pronto….
Querida Virginia,
Mil gracias por tu comentario. Me has emocionado.
No sabes como agradezco tus palabras y como me alegra saber que consigo transportarte y que vuelvas a Asia ni que sea un instante,
Ojalá nos encontremos alguna vez en el camino.
Gracias por leerme y sobre todo por dejar una huellita con tu hermoso comentario.
Un abrazo muy fuerte.
Como te entiendo, Carol!!
Yo acabo de llegar hace apenas unas horas de mi viaje a Irán y ya me encuentro desubicado en mi propia casa y en mi propio entorno, y con ganas de volver a salir corriendo a cualquier lugar del mundo otra vez!
Lo único bueno que tiene volver de viaje es leer posts y reflexiones maravillosas como las que nos tienes acostumbrados y que nunca me cansaré de recordártelo!
Una abraçada molt gran!!
Ay, Oscar, gracias y gracias por tus siempre bonitos y cariñosos comentarios.
Qué sensación esa de volver y sentirte ajeno en tu entorno deseando volver a salir al mundo… Incluso duele un poco.
Espero que el viaje a Irán haya ido maravillosamente.
Una abraçada molt forta!
Me ha gustado mucho, escribes muy bien. Esas sensaciones son tan reales.
Saludos! Mara
¡Muchísimas gracias Mara!
Un abrazo
Fotográficamente hablando las fotos que más me han gustado ha sido la primera del globo y la de la señora de rojo contrastando con la hierba verde. Yo no soy de viajar mucho, así que intento exprimir al máximo lo que tengo cerca 😉
Un saludo!