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Viaje a Myanmar y Hong Kong | Entre sonrisas, pagodas y letreros luminosos

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Aunque con un poco de retraso por motivos que no vienen al caso (lamento mi ausencia), por fin llegan mis primeras impresiones de este pasado viaje por tierras de Myanmar, Hong Kong y Tailandia.

Y la verdad es que no sé muy bien por donde empezar, puesto que tengo algunos sentimientos encontrados con referencia a Myanmar.

MYANMAR NO ES TAN IDÍLICO COMO LO PINTAN

Sinceramente Myanmar no es un país que tuviera en mi lista de super deseados desde siempre, pero poco a poco le fui cogiendo las ganas y visto que el país se está abriendo al mundo tan rápidamente (y vaya si se está abriendo), decidí que había llegado el momento de visitarlo cuanto antes.

No había leído demasiado sobre el país a nivel turístico: Falta de tiempo. Cada vez tengo menos ganas de leer decenas de relatos sobre un destino antes de ir (¡viva el factor sorpresa!)  . Y además el destino está cambiando tan rápidamente que todo lo que leas sobre Myanmar estará desactualizado a la primera de cambio. Pero una cosa común que encontré a casi todo lo que me habían dicho sobre Birmania, o todo lo que leí, era una especie de adulación suprema , situando a este país en un puesto de “destino de las mil maravillas”. Una especie de paraíso. Un lugar idílico, mistico. Casi de ensueño.Absolutamente sorprendente.

Y me encantaría decir que eso fue lo que encontré. Que sentí un país de ensueño. Que me sentí maravillada por el país. Pero no, no fue así. Y no porque el país no tenga lugares absolutamente deliciosos y espectaculares. Los tiene. Y no porque su gente no me haya robado absolutamente el corazón. Me lo robó y de qué manera. Pero yo no víví ningún país idílico. Ni me pareció un lugar tan sumamente impactante y sorprendente. Quizás lo fuera hace más de 10 años, cuando el cierre al mundo lo convertía en un lugar sin apenas turistas. No lo sé. Pero no actualmente.O al menos, no para mi.

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Myanmar no es un país idílico, pero hay lugares repletos de magia

Es un país sucio, sumamente ruidoso. Con un Gobierno corrupto que tiene al pueblo sumido en la misera, mientras roba todo lo que puede. Vale, eso no está reñido con que el destino sea una maravilla. Pero no me digas que es un lugar idílico. Hay  otros miles de adjetivos para describirlo.

Los precios son tremendamente abusivos. Y año a año van en aumento. Y te indigna bastante ver el pastizal que el Gobierno está imponiendo en el mundo turístico a los viajeros (me ha parecido un robo continuo) para luego tener al pueblo absolutamente abandonado. Sin servicios públicos. Sin infraestructuras. Viviendo en la más absoluta pobreza. Por no hablar de las barbaridades que se han cometido (y a saber si se siguen cometiendo). Te cobran un dineral por entrar a un pueblo, a una ciudad, a un recinto arqueológico… ¿Dónde va ese dinero? Desde luego que al pueblo no.

Tampoco invierten un céntimo de todo lo que recaudan del turismo en su patrimonio histórico y cultural, que está totalmente abandonado y en un estado lamentable. Es terrible. Hay miles de pagodas (jamás había visto tantísimas) y de lugares  espectaculares con siglos de historia a su espaldas. Pero todo se cae a trozos.

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Algunos lugares históricos, se caen a pedazos. Por supuesto, hay que pagar una buena suma de dinero por verlos
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Mires donde mires, el horizonte está repleto de pagodas

Por otro lado, es un destino de ínfima relación calidad-precio. Que aunque sea uno de los puntos menos importantes para mi en un viaje, también hay que decirlo. Precios carísimos para una oferta nefasta y de nula calidad, en general.  La demanda ha aumentado exageradamente, pero no la oferta. Que se ha quedado sumida en el pasado. El Gobierno tampoco les permite avanzar.

Y al hilo del punto anterior. El destino está  de moda. Absolutamente de moda. Vimos muchísimos autobuses de turismo organizado con grupos de turistas más o menos respetuosos, que cuando llegan creen que el lugar es suyo. Es el tipo de turismo más mayoritario. El Gobierno se decanta por potenciar el turismo organizado de las grandes operadoras de turismo -da igual que practiquen un turismo responsable o no-  , de las que pueden obtener suculentas sumas de dinero. Con esto no quiero decir, que haya una afluencia masiva de turistas, aunque hay mucho más turismo del que esperaba, pero sí es mayoritario el turismo organizado. De hecho, parece que se empeñan en que los viajeros que viajamos por nuestra cuenta, lo tengamos bastante más complicado. Y sinceramente vi escenas de algunos grupos, que casi me hacían saltar las lágrimas de tristeza por su irrespetuosidad. Como el circo que vivimos durante el almuerzo de los monjes de Amarapura.

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El momento del almuerzo de los monjes en Amarapura. La invasión de turistas  que salen de sus autocares a destajo, a la caza de las mejores fotos, convierten ese momento especial, en un circo. Invadiendo la intimidad y su espacio (no les dejaban ni pasar) de una forma absolutamente irrespetuosa.

Con todo esto puede parecer que Myanmar no me gustó, y nada más lejos de la realidad.Simplemente creo que está sobrevalorado. Y definitivamente, sí, debí haber ido hace 10 años.

No quiero decepcionar a nadie con estas sensaciones, simplemente son las mías. Y creo que me hubiera gustado leerlas de alguien antes de haber ido. No esperes un Sangri-La. Y no esperes un lugar sumido en el pasado (excepto por el abandono de sus calles, de sus monumentos y sobretodo de sus gentes y los medios con los que viven). Los smartphones e internet (lento, pero internet) y los cochazos de los ricos  están a la orden del día. Me he sentido más perdida en el tiempo en otros lugares del Sudeste Asiático, como Laos. Sinceramente.

Si tienes esto claro, no te decepcionarás.

Muy posiblemente, otros opinarán distinto a mi. Pero cada cual siente los lugares a su manera.

Después de haber regresado, encontré estas sensaciones en otro blog . Así que me consuela pensar que no fui la única. Lo único en lo que no estoy de acuerdo con ellos, en el asunto de los cajeros automáticos. Haberlos haylos, pero ninguno de los que probamos funcionaba.

Dicho todo esto,  si hay algo en lo que quiero incidir, es que , aún a pesar de todos estos lados oscuros, Myanmar tiene lugares maravillosos. Aunque no sea el país más bonito de los  que he visitado en el Sudeste Asiático, ni haya encontrado lugares absolutamente sorprendentes, ni  paisajes que quitan el aliento. Y no me arrepiento ni un segundo de haber ido. Simplemente me lo “vendieron” mal.

Y sí, hay lugares  mágicos y que me hicieron experimentar momentos que jamás olvidaré. Y eso también es Myanmar. Y eso es con lo que me quiero quedar.

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Viviendo un momento wow, en lo alto de una pagoda en Bagan. Al atardecer

LAS SONRISAS MÁS GRANDES QUE ME HAN REGALADO NUNCA

Y si algo maravilloso traigo de este país, y si algo hace sumamente GRANDE (así con mayúsculas) a Myanmar son sus gentes. Cientos de charlas, cientos de las sonrisas más bellas que me han regalado nunca.

Creo que es el país de Asia donde he estado, y ya van unos cuantos, donde más entrañable ha sido la gente. Incluso superando las maravillosas gentes de Camboya, que me robaron absolutamente el corazón.

Myanmar lo hace maravilloso su gente. Sólo espero que este turismo que empieza a entrar en el país a pasos agigantados, no se lleve esto también.

Las gentes de Myanmar son su mayor tesoro.

¿Volveré a Myanmar? No lo sé, no creo que a corto plazo. Pero si volviera, sería una y mil veces sólo por sus gentes.

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Deliciosas gentes de Myanmar
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Sonrisas y más sonrisas

HONG KONG- CIUDAD DE ABSOLUTOS CONTRASTES

Y antes de viajar a Myanmar, pasamos unos días por Hong Kong. Un lugar que hacía mucho tiempo que tenía ganas de visitar. Y superó mis expectativas.

Me pareció un lugar increíble. Con unas mezclas de modernidad y tradición absolutamente espectaculares. Además esperaba un lugar mucho más occidentalizado.  Y me gustó muchísimo que no fuera así. Consumismo desenfrenado aparte.

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Es un lugar intenso y, aunque puede resultar agotador, esa misma intensidad, lo convierte en un lugar sumamente colorido, de una viveza extasiante. Además de los grandes contrastes entre unas zonas y otras de Hong Kong. Pareces haber viajado a otro lugar en cuestión de unas decenas de minutos.

Un lugar al que estoy deseando regresar.

TAILANDIA, UNA VEZ MÁS

Y para concluir nuestro periplo, volvimos por …nésima vez (he perdido la cuenta) a Tailandia. Para mi es ya, casi como volver a casa.  Unos días playeros en la isla de Koh Samet y los últimos días del viaje en mi querida Bangkok.

De Bangkok ya he hablado en muchas ocasiones, así que no me voy a extender. ¡Pero cómo me cuesta abandonar esta ciudad!

Y Koh Samed fue una gran sorpresa. Elegimos esta isla por su proximidad desde Bangkok por tierra. Y por ser una isla seca, aún a pesar de encontrarnos en época de lluvias. Y la verdad, es que la disfrutamos muchísimo. No es el lugar más paradísiaco del mundo , ni es la isla más espectacular de Tailandia a nivel paisajístico. Pero huyendo de las playas más conocidas, es un lugar extremadamente tranquilo y con unas playas bellísimas nada concurridas. Caminando por la isla (la recorrimos casi entera a pie en varias salidas) descubrimos playas, donde estábamos absolutamente solos.

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Iré desgranando el viaje en futuros artículos. Los 3 lugares me aportaron muchísimos momentos mágicos y maravillosos.

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Carol Gutiérrez

Carol Gutiérrez | Viajera por necesidad vital y soñadora sin remedio. Pasión por Asia, las islas del mundo, la música, el vino y la gastronomía. Más sobre mi

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