VERDE
Verde, un verde intenso que embelesa los ojos…. el verde de sus bosques, de sus selvas, de sus hermosos arrozales, de su densa vegetación que todo lo cubre…
El verde que nos regalan las lluvias monzónicas, intensificado por una espesa bruma que lo rodea como un marco ensoñador. Que te invade con su luminosidad, con su aroma a humedad.
La vista (y el alma) se pierde en verde.
CHOCOLATE
Marrón chocolate. Las lluvias monzónicas traen también un marrón intenso y espeso , en forma de lodo y de barro, tiñiendo con furia los ríos Mekong y Nam Ou. Los caudales de los ríos suben y suben… y la vida de los laosianos se colorea con un fondo color chocolate.
Las cascadas bajan con furia marrón. Las carreteras caminos de cabras y los senderos, se convierten en barrizales tras las intensas lluvias. En desprendimientos de color marrón.
Laos es verde y es marrón.
[message_box title=”LA MAGIA DEL MEKONG
” color=”red”]
El río Mekong y su pariente el Nam Ou, serpentean a lo largo de Laos, llenándolo todo de vida y conquistándote mientras avanzas por el país. Forman parte de la vida de los laosianos (al amanecer, durante el día, al atardecer), pero se convierten también en el algo tuyo, que te atrapa y no puedes abandonar aún habiendo marchado ya de Laos. Quizás sean las nagas que lo habitan, y que a escondidas y en silencio arrojan sobre ti un hechizo que hace que te enamores de él. Quizás sean las idas y venidas de sus habitantes, río arriba y abajo, los pescadores que día tras día buscan su sustento, o los niños jugando en sus orillas… pero la magia del río te penetrará sin remedio. No podrás evitar pasar horas sintiéndolo y observándolo. Desde una hamaca en tu cabaña, desde su orilla o viajando a través de él. No podrás evitar sentir que el alma de Laos es el río. Te escoltará durante todo el viaje.
[/message_box]NARANJA
El naranja de las túnicas de los monjes en las decenas de templos en Luang Prabang o Vientiane. Motas anaranjadas que colorean las calles. Monjes curiosos que te invitan a charlas cuando visitas alguno de los hermosos templos, para mejorar su inglés, para saber sobre ti, sobre tu lugar de origen.
Naranja que invade las calles en la ceremonia de las almas de Luang Prabang, mientras el silencio te conquista y penetra todos lo poros de tu piel.
Y naranja de puestas de sol sublimes, que explosionan en el horizonte y que te regalan unos momentos de paz y belleza que son difíciles de olvidar.
Laos es verde, es marrón y es naranja.
PAZ
Paz es lo que traigo de este viaje. Siendo sincera, no puedo decir que Laos sea el país que más me ha conquistado de todos los que he visitado en el Sudeste Asiático. (Aunque eso no quiere decir que no me haya gustado) He echado de menos la chispa que hizo estallar mi corazón, conquistándolo irremediablemente, en lugares como Camboya, por poner un ejemplo. Es algo muy sutil y muy difícil de explicar. Pero Laos no me ha conquistado de la misma manera. Siento que me ha faltado algo, aunque no atisbo a adivinar el qué.
Quizás el truco sea visitarlo junto a Camboya, como hacen la mayoría de viajeros. Y de esta forma llevarte un recuerdo de un viaje en conjunto exuberante. Con la combinación de dos países, que aunque vecinos, aportan cosas muy, muy distintas.
Quizás sus gentes bastante tímidas en general a un primer golpe, también influyan en esta sensación.
Pero, siendo sincera de nuevo, después de que han pasado unos días desde mi vuelta, sólo puedo decir: ¡Gracias Laos, por esa gran dosis de paz que me regalaste y que aún perdura en mi! Hace muchos meses que no sentía la lucidez mental y el sosiego que siento desde que he vuelto de Laos.
Al llegar a lugares como Muang Ngoi Neua, la paz es tan intensa que casi se puede tocar. Es palpable. Te invade al instante de bajarte del barco. Y se cuela en tu mochila. Aún guardo un pedacito de ella en mi casa.
O la paz que te embarga observando como discurre la vida en el río, durante horas. Durante días.
También sientes paz al pasear por las hermosas calles de Luang Prabang o incluso por Vientiane, la capital asiática más tranquila que he visitado hasta la fecha.
Tanta paz, puede llegar a confundirse con aburrimiento, y si te gusta ver muchos monumentos o hacer montones de visitas culturales quizás éste no sea no tu destino. Pero si buscas paseos,actividades en la naturaleza, trekkings a aldeas remotas (o no tanto) y disfrutar de horas de relax o del famoso “hamaquing laosiano” acompañado de un deliciosa Beerlao, Laos es tu lugar.
Laos es paz
Y Laos es también un país para viajar con mucha calma. No sólo porque el transporte y sus vías de comunicación por carretera son bastante nefastas (especialmente en época de lluvias). Sino que para sentir el alma de Laos, debes viajar a su ritmo. Coincidimos con viajeros que le daban menos de una semana al país. O que aunque visitaban el país de Norte a Sur, sólo eran capaces de estar en cada lugar a lo sumo dos días, Luang Prabang incluído. Obviamente cada uno viaja a su ritmo y de la manera que le place, faltaría más, pero bajo mi humilde opinión, Laos no está hecho para ser vivido corriendo. Quizás la falta de muchas atracciones turísticas hace que muchos viajeros salten de un lugar a otro en busca de más. Pero personalmente no fui capaz de hacerlo. Sólo en Luang Prabang estuve una semana y me hubiera quedado otros 7 días más. Y sí, me hubiera encantado ver el Sur del país, pero preferí dejarlo para otra ocasión y no tener que verlo a toda prisa. Si mi opinión te sirve de algo, no viajes a Laos con prisas. No pretendas tachar lugares en un mapa. Ya volverás de nuevo. Saboréalo e imprégnate de su calma. Te aseguro que será lo mejor que te llevarás de allí. E incluso puedas aprender a escuchar como crece el arroz en Laos. Yo lo conseguí.
AZUL PERHENTIAN
Tras el viaje por Laos, que había tenido como previo una tercera visita a Singapur donde pudimos disfrutar de su deliciosa gastronomía y la visita a algunos lugares que no conocíamos, y una séptima (creo) visita a mi querida Bangkok, dimos el salto a Malasia, para visitar por tercera vez mis añoradas islas Perhentian.
El azul de sus aguas casi irreales y de sus fondos marinos repletos de vida, volvieron a llenar mi alma de nuevo de felicidad. Las Islas Perhentian siguen siendo un paraíso, pero van camino de estar en peligro en no muchos años. Decenas de mochileros deambulando por la playa con sus mochilas para encontrar un lugar donde dormir sin mucho éxito. Nuevas construcciones. Una invasión de water taxis en las playas más importantes que rugen con sus motores a todas horas. Internet al alcance de tu mano. Muchos chiringuitos y establecimientos nuevos. Y montones de occidentales trabajando en ellos para sufragarse una estancia más larga en este paraíso. Casi cuesta encontrar gente local. Ciertamente el paraíso que encontré allí cuando viajé por primera vez, hace unos años, está irremediablemente en peligro. Pero aún así, descubrí nuevos rincones que me emocionaron y disfruté como una chiquilla pasando horas bajo el mar. Perhentian, sigue siendo aún mi paraíso. Y sigue siendo azul. De un azul poderosamente bello e intenso.
También pasamos un par de días en Kuala Lumpur, ciudad que no me dice demasiado ni por la que siento nada especial, desde la primera vez que la visité. Y saqué una conclusión definitiva, junto con mi paso por las islas: Malasia está de moda. Los precios en la capital han subido considerablemente. Muy considerablemente.Los centros comerciales han aumentado por doquier. Los puestos de comida callejera que nos habían deleitado en el pasado, han perdido parte de su autencididad (y buenos precios) y la invasión de turistas es notable. Aún así, Malasia siempre será un país al que volveré.
BONUS TRACK: UNA DE CAL Y UNA DE ARENA
QUE ME QUEDO EN LAOS…
La de cal vino a la salida de Laos, en el aeropuerto de Vientiane. Un poco más y no salgo del país. Parece ser que a mi entrada en Laos, cuando me dieron y pegaron el visado en mi pasaporte (bien cobrado por cierto) , olvidaron ponerme el sello de entrada. Con la calma con la que lo hicieron parece hasta incomprensible. Tropecientos minutos para poner un sello y encima mal. Yo, no me dí ni cuenta. Al facturar el equipaje al salir de Laos dirección Kuala Lumpur, la compañía me llamó la atención y me avisó de que sin sello de entrada no podía salir. Ipso facto tuve que dirigirme a inmigración, no sin pasar un momento realmente tenso. Me culpaban de no haberme dado cuenta del error del paisano de turno en la entrada al país y me investigaron durante las dos horas más largas que he pasado en Laos, aludiendo que había entrado ilegal al país (¡pero no véis que tengo visado, alma de cántaro!).
Para subsanarlo debía aportar generosamente 500 USD. ¿Cómo? ¿Qué debo pagar 500 dólares por enmendar el error de un policía/oficial incompetente? Me verían cara de necia quizás…. Casi pierdo el vuelo discutiendo con la policía , pero muy firme y enfadada me negué en redondo a pagar ese timo corrupto en forma de “O pagas o aquí te quedas”. Me daba igual si tenía que pasar un mes más en Laos (a mi compañero no tanto..), pero no iba a pagar por un error que no era mío. Y menos esa cantidad tan desorbitada. Al final mi tesón me permitió que todo se solucionara – aunque unos minutos más y me quedo en tierra – no sin que la poli de turno intentara seguir dándome miedo con amenazas y falacias como que en Malasia no podría entrar por no tener la entrada de Laos. Así que hoy seré una de las pocas personas en este país (o igual en el mundo) que sólo llevan estampado en su pasaporte un sello de salida de Laos.
Posteriormente un trabajador del aeropuerto nos dijo, que hacía unas semanas, había pasado lo mismo con otros viajeros que entraron por el Sur del país. Así que vete tú a saber si no será una nueva treta a propósito, para sacar los cuartos asustando a los viajeros.
LA BUSSINESS CLASS EXISTE
Y no hay mejor manera de volver a casa en un vuelo de 11 horas que haciéndolo en Bussiness Class con Turkish Airlines…
Cuando al ir a embarcar en Kuala Lumpur dirección Europa, la lucecita del lector de código de barras de la azafata se pone en rojo y nos dice que debemos esperar, piensas “Vaya, ¿ahora que pasará? ” Pues que parece que nos recolocan en Bussiness Class. “Yujuuuuuuuu y Yujuuuuuuuu” es lo único que recuerdo de ese momento. Eso y nuestras tarjetas de embarque originales a la basura y una entrada triunfal por la puerta prioritaria con nuestros nuevos asientos asignados en la fila 3 . Aún no sé si se debió a que soy usuaria de Star Alliance o si fue siemple casualidad que fuéramos elegidos nosotros en la recolocación del overbooking, pero volar con Turkish en business class, fue otra de las grandes experiencias del viaje.
Creéme que no quería que el vuelo acabara nunca. Barra exclusiva para nuestro departamento. Un chef también exclusivo con una carta donde elegir lo que queríamos, champán francés durante todo el viaje. Un kit de viaje de lujo. Y sobre todo, unos asientos que se convertían en camas y que aún intentando estirarme lo máximo que me daban las piernas, permitían hacer una fiesta entre mi asiento y el de delante. Una maravilla de vuelo, oiga….
Si ya me gustaba la compañía, después de ésto les adoro.
Qué poco podía imaginar al comprar los billetes de avión a Asia que acabaría volando con tanto lujo y confort.
No puedo pensar en mejor forma de acabar un viaje que había sido ya de por sí, totalmente espectacular.
Algunas fotos del viaje a Laos
[message_box color=”white”]NO TE PIERDAS
Guía práctica para viajar a Laos
Muang Ngoi, o cómo aprendí a escuchar crecer el arroz
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Cada vez que leo blogs con entradas relacionadas con el sudeste asiático me entran más y más ganas de dar el salto y conocer esa zona. Y por un tema parecido yo tengo el sello de salida de Venezuela en mi pasaporte pero no el de entrada. 🙂
Pues ya sabes Sandra Tendrás que viajar cuanto antes a esa zona. Seguro que no te defrauda 😉
Asi que te pasó lo mismo en Venezuela? Al final estas cosas se conviertene en anécotas , pero en ese momento no se pasa nada bien.
Un abrazo
De aquí nada te veo retirada en las Perhentians! 🙂
mmmm no te digo yo que no… 😉
Menudo post de contrastes: Colores, manos turbias y Business. ¡El karma existe!
jajaja sí, el karma existe. Yo siempre lo he creído así. Y lo de la Bussiness lo demuestra con creces 😉
Me declaro un enamorado de Laos. El viaje que hice hace un año por este país y Camboya me parece inolvidable y el recuerdo de mis días por allí son imborrables, desde la paz que se respira en cada rincón, la timidez de sus gentes, las charlas con los monjes o el sabor de su comida y cerveza. Pero me temo que están aprendiendo rápido como algún país vecino. Espero que ese intento de timo no se extienda porque no le hace nada bien a un país. De las perhentians ya hablaré en el blog pero traigo sensaciones encontradas y más de un mal rollo de por medio. Oye y lo de la business class para acabar un viaje debe ser un subidón!!! Yo quierooooo. Un abrazo Carol.
Sí Fran, creo que están aprendiendo (o desaprendiendo) rápido de países vecinos. Aunque espero que no sea sólo lo malo… Deseando leerte sobre Perhentian. ya me dijiste que algún mal rollo había habido. Espero que entre todos no te pusiéramos las expectativas demasiado altas y luego te decepcionara… De todas formas yo también vuelvo con algunas sensaciones encontradas de Perhentian, pero en mi caso es porque he ido viendo la evolución de estas islas desde que fui por primera vez, y no me gusta nada a lo que puede llegar. Lo de la bussiness que te voy a contar. Una maravilla! Un abrazote!
Cada vez tenemos más ganas de conocer Laos! Esperamos que vuelvas a ser nuestra “inspiración” y nuestra ayuda en un futuro viaje 😉
Y si podemos hacerlo con un overbooking…mejor que mejor! Aunque la parte del sello de entrada en el país preferimos no vivirla!
Como siempre un relato de 10!!
Gracias chi@s!! Pues espero serviros de insipiración para un posible viaje a Laos. Seguro que no os defrauda.
Un abrazo!
Que pedazo de entrada, me encanta el juego de colores. Genial.
Muchísimas gracias!!! Un abrazo!!
Hola Carol, me ha encantado tu entrada y las fotos…impresionantes, un festival de colores. Vaya mal rollo lo del visado y qué cara más dura pedir esa cantidad, en fin. Lo de que te pasen a primera clase debe ser la caña, siempre leo con envidia que les pasa a los demás, jaja, espero que me caiga la breva un día de estos. Un besote.
Muchas gracias Calíope! Lo del visado bastante mal rollito sí, pero bueno luego queda en anécdota y listos…Son gajes del “oficio” 😉 Y lo del upgrade en el avión, una maravilla te lo aseguro. Ya me había pasado una vez en un vuelo dentro de Europa, pero no hay color con estos vuelos largos y estos pedazo de aviones. A ver si hay suerte y te pasa alguna vez. Un besote
LINDA DESCRIPCION DE COLORES GRACIAS
Muchas gracias a ti! 😀
¡Wow! ¡vaya fotos! ¡transmiten paz por ellas mismas!
Laos me queda pendiente dentro del Sudeste Asiático, al igual que Malasia; y la verdad es que le tengo unas ganas a la primera impresionante. Me parece que la voy a pisar dentro de poco 🙂
Gracias por prevenirnos del supuesto “timo”, así a más de uno se nos quedará grabado el momento sello al entrar…
¡Vaya viajazo!
Gracias Claudiamary! Es que Laos es todo paz!! A ver si puedes ir pronto, creo que también están corriendo mucho en esto del turismo. Pero aún así, merece mucho la pena.
en cuanto a lo del timo, yo al menos a partir de ahora, me lo miraré y remiraré todo que no veas. Es lo que pasa por no darle importancia a los sellos del pasaporte… jajaja
Laos es el gran desconocido del sudeste asiático, en gran parte por no tener las playas paradisíacas de sus vecinos. A mi me encantó, me parece uno de los países más tranquilos del mundo y con una gente y una luz muy especiales.
Lo del visado es una de las cosas que más miedo suele dar cuando se viaja, pero afortunadamente luego tuviste una buena compensación.
Las fotos son estupendas y me has abierto las ganas de conocer las Perhentian.
Muchas gracias Ramón!
Pues fíjate que a mi me ha parecido que Camboya como país es más desconocido del Sudeste Asiático que Laos. Si no tenemos en cuenta Angkor y Siem Reap, en Camboya (al menos yo) encontré mucho menos turismo. En Laos no es que sea una invasión, pero hay muchísimo más turismo del que creía. Imagino que en la zona centro del país será mucho menos explorada. Pero aún así, es un país bellísimo. Y como dices, uno de los más tranquilos del mundo. O al menos del mundo que yo he visto.
Un abrazo
¡Vamos! Que, pese al susto del visado, vienes completamente relajada… Deseando leer más, porque estas primeras impresiones saben a poco, jejeje 😉
Un besazo
Pues sí Helena, relajación a tope me ha aportado este hermoso país. A ver si me dura mucho 😉 Y el susto, nada, a la que me monté en el avión se pasó jejeje Una más para contar
Un besazo
Me ha encantado el principio, poesía pura Carol.
Me he puesto nerviosa con el sello del visado.
Me has hecho sentir pura envidia con la bussines class.
Carol, me has transmitido infinidad de emociones en una sola entrada: felicidades por escribir tan bien.
Un abrazo,
Buff Cool, un millón de gracias por tus palabras, de verdad! Me has hecho sonrojar…
Laos me trasnmitió un montón de emociones, y no veas lo que me alegra saber que he sabido compartirlas. No siempre es fácil.
Un abrazo enorme y muchísimas gracias por tu comentario.
Me quedo con el verde! El color verde de los campos de arroz me parece bellísimo.
Nos describes un país muy atractivo, donde el tiempo pasa despacio y un buen lugar para encontrar tranquilidad. Aunque no te veo tan entusiasmada como a la vuelta de Camboya, supongo que es un buen destino.
Un abrazo
Pues sí M. Teresa Laos es un país muy bello y con un verde intenso maravilloso. Y tienes razón que no me ha emocionado de la misma manera que Camboya, pero aún así es un lugar fantástico que merece mucho la pena.
Una abraçada!
Como ya te dije anteriormente el post me parece sensacional, cargado de poesía y de belleza..vamos que me han entrado unas ganas locas de irme para allá!! y ya he empezado a preparármelo. ¿Me podrías decir cuál fue vuestro recorrido por Laos?
Un besote marinera!!
Gracias amagon! Me alegro que te hayas animado!
El recorrido y la guía práctica del viaje están en el horno. Espero publicarlos en breve.
Un abrazo!
espero ansioso!!!…de momento es sólo una idea (una más..) pero va cogiendo forma sí y es que con post como los tuyos a quién no le entran ganas de irse para allá??.
saludos y a escribir que nos tienes en ascuas je je…
Hola Carol
Excelente fin de fiesta para tu viaje a Laos (lo de la business class, no lo del visado, je, je). Nosotros hemos estado el año pasado y no has encantado.
Te queda pendiente la meseta del Bolaven y Champassak, totalmente recomendable para recorrer en moto a tu aire y sin prisas. El perfecto contraste con el ritmo lento y pausado de Nong Khiaw, al norte. Creo que te encantaría.
Este agosto he estado en Malasia y, para terminar el viaje, me he decantado por “tu paraíso” en perhentian. Aunque me ha gustado, tal vez no ha alcanzado las expectativas que tenía depositadas (y eso que no he visto la evolución de las islas que tu has experimentado en persona). Teniendo en cuenta que es un parque natural, me ha sorprendido la edificación compulsiva que está sufriendo (por lo menos en Perhentian Kecil que es donde estaba alojado). Aunque no me arrepiento de haber ido, si que me ha quedado mal sabor de boca.
Un abrazo
Hola Eduardo,
Gracias por tu comentario. Sí, el fin de fiesta fue espectacular. jeje Desde ese año, siempre cruzo los dedos a ver si me vuelve a pasar, pero no hay manera….
Nos quedó todo el Sur pendiente en Laos, así que toca volver. Seguro que algún dia.
Que pena lo que me cuentas de Perhentian. Ya cuando estuve la última vez en 2013, no me gustó nada ,lo que ví. Y por lo veo está yendo a peor. Sobre todo en Kecil. Una penita.
Yo este verano he vuelto a Malasia una vez más, y he descubierto otra isla que me ha encantado.
Un abrazo y gracias por dejarnos tus impresiones.
Hace un par de años estuve por camboya y tailandia decidimos saltarnos Laos por falta de tiempo. (No queríamos hacerlo en 4 días). Pero leyendo tu entrada dan ganas de volver y quedarse un mes en Laos!
Pues hicisteis lo mejor, Cristina. Para ir cuatro días es mejor no ir. Laos es para recorrerlo con tiempo y saborearlo. Pero ya sabes, tendrás que volver. Laos merece muchísimo la pena